La paradoja de la negociación presidencial: poder, consenso y supervivencia política

El reciente triunfo electoral de Javier Milei marcó un punto de inflexión en la política argentina. Sin embargo, este éxito no fue el resultado de una trayectoria ascendente, sino el desenlace de un período lleno de tensiones: reveses electorales, tropiezos legislativos, conflictos internos y una economía que tambaleaba, sostenida por apoyos externos.

Oct 31, 2025 - 13:29
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La paradoja de la negociación presidencial: poder, consenso y supervivencia política

La paradoja de la negociación presidencial: poder, consenso y supervivencia política

El reciente triunfo electoral de Javier Milei marcó un punto de inflexión en la política argentina. Sin embargo, este éxito no fue el resultado de una trayectoria ascendente, sino el desenlace de un período lleno de tensiones: reveses electorales, tropiezos legislativos, conflictos internos y una economía que tambaleaba, sostenida por apoyos externos. Pese a ello, Milei logró capitalizar el descontento social y convertir la crisis en una victoria que reconfigura el mapa político nacional.

Un liderazgo en transformación

El desafío que enfrenta ahora el presidente es tan complejo como paradójico. Buena parte de su base electoral —la misma que celebró su triunfo— espera cambios en su forma de gobernar. Es decir, el apoyo que lo consolidó en el poder exige ahora una versión más dialoguista, menos confrontativa y más pragmática.

Milei parece haber comprendido esta necesidad. Si su éxito inicial se sustentó en la reducción de la inflación y la promesa de austeridad fiscal, el siguiente paso debe ser político: construir acuerdos que le permitan avanzar con las reformas estructurales que propone su programa.

El Congreso como campo de batalla

El gran obstáculo es institucional. Su plan de gobierno necesita la aprobación de leyes clave en el Congreso, lo que implica negociar con fuerzas que hasta hace poco fueron su principal oposición. En un contexto donde el oficialismo carece de mayoría propia, cada alianza se convierte en una pieza estratégica para sostener la gobernabilidad.

El propio Milei parece haber dado el primer paso hacia ese cambio de enfoque. Su reunión con 20 gobernadores en la Casa Rosada representa un gesto simbólico y político de apertura. Allí, el mandatario se comprometió a trabajar “codo a codo con los gobernadores, diputados y senadores que quieran una Argentina distinta”, apelando al consenso como herramienta de transformación.

Entre la ortodoxia y el pragmatismo

La paradoja radica en que un líder que construyó su identidad sobre la crítica al sistema político tradicional ahora debe apoyarse en él para sobrevivir. La narrativa del outsider se enfrenta a la realidad de la gestión: sin diálogo, no hay reformas posibles.

Milei se mueve así en una delgada línea entre mantener su imagen disruptiva y adoptar la diplomacia que demanda la institucionalidad. Su desafío será equilibrar ambas facetas sin perder legitimidad ante sus seguidores ni ante el establishment político.

Conclusión: el reto del consenso

Argentina atraviesa una etapa decisiva. El país demanda estabilidad, crecimiento y reformas que no pueden lograrse desde la confrontación permanente. La capacidad del presidente para tender puentes —sin renunciar a su identidad política— definirá no solo el rumbo de su gestión, sino también el modelo de gobernanza que prevalecerá en los próximos años.

En esta nueva etapa, el liderazgo no se medirá solo por los discursos, sino por la habilidad de transformar el poder en acuerdos duraderos que beneficien a una nación cansada de las divisiones y urgida de resultados reales.

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